jueves, 30 de julio de 2009

Mi amigo "IKER"

Conocí a Iker a través de Internet, en el chat GayMadrid de Chueca…

http://www.chueca.com/

y desde el primer momento me pareció un chaval, aparte de simpático y abierto, muy excitante con un cuerpo delgado pero extremadamente fibrado. Por otra parte su cara de punki, mitad ingénua y mitad viciosa y malvada, me resultó una combinación muy atractiva.

Nuestros primeros encuentros tuvieron lugar en el Hostal Prieto, en la calle de la Cruz, muy cerca de La Puerta del Sol. Es ese un hostal muy limpio, con aire acondicionado, y discreto, al que suelo ir siempre que quedo con alguien para estar juntos sexualmente.

El cuerpo de Iker me fascinaba. Debido a su gran delgadez, sus abdominales eran una auténtica tableta de chocolate llena de eróticas y sensuales rayas. Además, el simple hecho de verle cómo se desnudaba a mi lado, ya me ponía a mil por hora, en un estado de excitación casi irracional que llegaba a su plenitud al acariciar su tersa piel.

Pero lo mejor fueron los momentos geniales que pasamos jugando a lucha libre en la cama (wrestling in the bed)… Recuerdo que Iker tenía cierta tendencia masoquista y le encantaba que yo le hiciera sufrir con mis llaves y presas. Todo eso era muy morboso y me llamó mucho la atención sobre lo mucho que aguantaba Iker el dolor sin rendirse nunca
En una ocasión, apliqué a Iker una presa descuartizadora y por mucho que abría sus piernas, él nunca se rendía y aguntaba el dolor soltando unos gemidos de sufrimiento muy muy excitantes.
Por desgracia, al pasar del tiempo, perdí el contacto con Iker y ya no se nada de él ni en qué lugar localizarle.
Como he dicho otras veces, si alguien le conoce, por favor que me lo digo y, si por casualidad el propio Iker ve esta entgrada en mi Blog, por favor que se ponga en contacto conmigo pues me gustaría volver a verle y volver a estar juntos.
Mi email es: alex_wrestler@hotmail.com

domingo, 26 de julio de 2009

Wrestlers Malvados (1)

KID McCOY vs. MAL SANDERS
Este tipo malvado y arrogante, con un ego más grande que su cuerpo, se llama Mal Sanders, y pretende someter, sin piedad, a su contrincante que se llama Kid McCoy.
Kid McCoy es un luchador muy joven, de cara angelical y rasgos casi femeninos, que posee un cuerpo pequeño, poco fibrado y con algunas redondeces también algo femeninas. Su ropa, un slip tipo peto, muy ceñido y con tirantes, es también, por la forma que le da a su culo, un complemento muy femenino que le añade un toque ambivalente muy morboso, sensual, y excitante.
¡Por cierto!... ¿Me lo parece a mi o realmente Kid McCoy se empalma cuando lucha?... Al menos en esta foto, bajo su calzón, se alza un bulto grande y sospechoso.
Mejor que a Kid le excite luchar con Mal, porque al menos sacará eso positivo del tremendo castigo al que Sanders le va a someter.
Antes de subir al ring, Mal Sanders fue muy explícito respecto a las intenciones que tenía en cuanto sonara la campana de inicio del combate.
Pero Kid McCoy, lejos de acobardarse, estaba firmemente convencido de sus posibilidades para ganar el combate.
Después, el niño McCoy, nervioso pero decidido y determinado, sube al ring enfundado en su chaqueta de seda.
Al despojarse de su chaquetilla, McCoy muestra, ceñido a su cuerpo, su original maillot de lucha.
Al sonar la campana de inicio del combate, Mal Sanders ofrece su mano para estrechar la mano de su oponente McCoy... El principiante, ingenuo, ignora los gritos del público asistente intentándole avisar que Sanders es demasiado arrogante como para ofrecer su mano gratis y que, seguro, su acción esconderá una dolorosa trampa.
Y así fue. Casi simultáneamente al hecho de estrechar su mano, Sanders propinó una tremenda patada que impactó de lleno en el bajo vientre de Kid.
Sin dejar que Kid se recuperase de su aturdimiento, Mal se lanzó, como un torbellino, abrazando fuertemente el cuerpo del efebo, aprisionándole con una terrible presa del oso.
McCoy estaba eficazmente inmovilizado, obligado a tener un brazo retorcido hacia la espalda y el otro brazo colocado alrededor del cuello de su adversario... Era como un baile maldito obligado a danzar con una pareja que sólo deseaba hacerle daño.
Cada vez que Kid se esforzaba en intentar liberarse de la presa, su oponente se limitaba a estirar un poco del brazo retorcido en la espalda, suficiente para provocarle un gran dolor que le hacía inmediatamente dejar de insistir en su escapada.
Pero el castigo más duro era recibir, uno tras otro, una lluvia de puñetazos en pleno estómago ya que, en tan forzada postura, Kid dejaba su costado izquierdo al descubierto y no podía hacer nada salvo sentir, impotente, el intenso dolor de cada puñetazo.
Cuando Sanders, por fin, soltó la presa, McCoy cayó rodilla en tierra, retorciéndose de dolor y es que nunca supo hasta ahora que su cuerpo pudiera experimentar tanto sufrimiento...
... Mientras que su adversario exhibía contento su bíceps al público, en señal prepotente de superioridad.