KID McCOY vs. MAL SANDERS
Este tipo malvado y arrogante, con un ego más grande que su cuerpo, se llama Mal Sanders, y pretende someter, sin piedad, a su contrincante que se llama Kid McCoy.
Kid McCoy es un luchador muy joven, de cara angelical y rasgos casi femeninos, que posee un cuerpo pequeño, poco fibrado y con algunas redondeces también algo femeninas. Su ropa, un slip tipo peto, muy ceñido y con tirantes, es también, por la forma que le da a su culo, un complemento muy femenino que le añade un toque ambivalente muy morboso, sensual, y excitante.
¡Por cierto!... ¿Me lo parece a mi o realmente Kid McCoy se empalma cuando lucha?... Al menos en esta foto, bajo su calzón, se alza un bulto grande y sospechoso.
Mejor que a Kid le excite luchar con Mal, porque al menos sacará eso positivo del tremendo castigo al que Sanders le va a someter.
Antes de subir al ring, Mal Sanders fue muy explícito respecto a las intenciones que tenía en cuanto sonara la campana de inicio del combate.
Pero Kid McCoy, lejos de acobardarse, estaba firmemente convencido de sus posibilidades para ganar el combate.
Después, el niño McCoy, nervioso pero decidido y determinado, sube al ring enfundado en su chaqueta de seda.
Al despojarse de su chaquetilla, McCoy muestra, ceñido a su cuerpo, su original maillot de lucha.
Al sonar la campana de inicio del combate, Mal Sanders ofrece su mano para estrechar la mano de su oponente McCoy... El principiante, ingenuo, ignora los gritos del público asistente intentándole avisar que Sanders es demasiado arrogante como para ofrecer su mano gratis y que, seguro, su acción esconderá una dolorosa trampa.
Y así fue. Casi simultáneamente al hecho de estrechar su mano, Sanders propinó una tremenda patada que impactó de lleno en el bajo vientre de Kid.
Sin dejar que Kid se recuperase de su aturdimiento, Mal se lanzó, como un torbellino, abrazando fuertemente el cuerpo del efebo, aprisionándole con una terrible presa del oso.
McCoy estaba eficazmente inmovilizado, obligado a tener un brazo retorcido hacia la espalda y el otro brazo colocado alrededor del cuello de su adversario... Era como un baile maldito obligado a danzar con una pareja que sólo deseaba hacerle daño.
Cada vez que Kid se esforzaba en intentar liberarse de la presa, su oponente se limitaba a estirar un poco del brazo retorcido en la espalda, suficiente para provocarle un gran dolor que le hacía inmediatamente dejar de insistir en su escapada.
Pero el castigo más duro era recibir, uno tras otro, una lluvia de puñetazos en pleno estómago ya que, en tan forzada postura, Kid dejaba su costado izquierdo al descubierto y no podía hacer nada salvo sentir, impotente, el intenso dolor de cada puñetazo.
Cuando Sanders, por fin, soltó la presa, McCoy cayó rodilla en tierra, retorciéndose de dolor y es que nunca supo hasta ahora que su cuerpo pudiera experimentar tanto sufrimiento...
... Mientras que su adversario exhibía contento su bíceps al público, en señal prepotente de superioridad.